Orar nuestras despedidas forma parte integrante de las actividades misioneras de la Compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Como lo es para nosotras el concepto de «ir y venir» que se remonta a la época de la “Lumière” de la señorita le Gras en 1624. No tenemos una misión permanente en la vida, vamos y venimos donde y cuando la Divina Providencia quiere colocarnos; siempre con el don de la fe y la total dependencia en el Dios que nos llamó a la Compañía. Una situación que no suele ser comprendida por quienes nos observan desde fuera. Sin embargo, como hacemos un compromiso para ir donde la Providencia de Dios nos envíe, siempre que llega la llamada, recogemos nuestra tienda y nos movemos. Hoy, es un privilegio especial escribir nuestro «Gracias» y «Bien hecho» a sor Bernadette Macmahon, una formidable Hermana y tutora de la Provincia Irlandesa de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl que sirvió en el Consejo Asesor de las Hermanas que sirven en las Naciones Unidas entre 2006 y 2024.
Sor Bernadette sirvió en el Consejo Asesor como portadora de historia y partícipe de patrimonios. Su presencia y contribuciones en las reuniones estaban siempre llenas de ideas con connotaciones históricas. No podías equivocarte, ya que sor Bernadette era, en cierto modo, como una guardiana que nos recordaba lo que la Compañía esperaba de los miembros del grupo y lo que significaba representar a la Compañía en las Naciones Unidas. Por ejemplo, «ser defensor en la ONU significa estar constantemente atento y aprovechar las oportunidades para sensibilizar y buscar compromisos de personas influyentes y responsables de la toma de decisiones. También implica mantenerse al día en cuanto a hechos y cifras y estar muy familiarizado con el funcionamiento de la ONU en Ginebra y Nueva York. Estas actividades son elementos importantes del papel de las Hijas de la Caridad en las Naciones Unidas».
Qué importante es para nosotras poder prestar atención al don que cada hermana es para la Compañía, la Iglesia y la Sociedad. Porque es, en esos miembros y en esos recuerdos, tan preciados, incontables en la Compañía, donde hemos podido conservar para la posteridad los registros de los acontecimientos y de los hitos.
Después de 18 años de compartir generosamente tiempo y sabiduría, no podemos olvidar decir nuestro «gracias» a sor Bernadette y a todas nuestras Hermanas que han servido a la Compañía y a los pobres que, en cualquier capacidad, se les haya pedido hacerlo. En la misma línea, añadimos nuestro «Gracias» y «bien hecho» a sor Marie Raw, sor Catherine Prendergast, sor Monique Javouey, y a sor María Ligia Hernández, y una «cordial bienvenida» a sor Zofia Daniscakova y a sor Luz Elena Medina que vienen con sus dones a enriquecer al grupo y orientar en la defensa de los derechos.
Somos mejores cuando aprendemos a abrir nuestros espacios y nos dejamos agraciar por los dones especiales que somos unos para los otros y para nuestros hermanos y hermanas que viven en la pobreza. Por último, rezamos por el descanso eterno y damos gracias a Dios por las vidas y los tiempos de nuestras Hermanas Evelyn Franc, Kathleen Appler y Margaret O’Dwyer que nos han precedido y nos han honrado con su visión, celo y compromiso para garantizar que todo el mundo cuente.
Sor Francesca Edet, H.C.