«¡Qué maravilla! Dios escoge y reúne a hijas de diferentes lugares y provincias para unirlas y unirlas con el vínculo de su caridad, para mostrar a los hombres, en tantos lugares, el amor que les tiene y el cuidado que tiene de ellos su Providencia, para ayudarles en sus necesidades y darles así a conocer» (Coste X, p. 666).
Del 29 de abril al 20 de mayo de 2024, se celebró en la Casa Madre de París el Encuentro Inter-Asambleas de Visitadoras. El encuentro fue precedido por un retiro dirigido por el Director General, Padre José Antonio González Prieto, sobre el tema: Los rostros del Espíritu. Identidad, profecía y misión.
Después, durante quince días, las Visitadoras y la Responsable Regional de Albania han caminado juntas con la preocupación de progresar en su servicio, tan importante para las Provincias, para la Compañía en su conjunto y, por extensión, para nuestros hermanos pobres.
El Padre Álvarez, en su intervención, utilizando la imagen de la barca de la Compañía en un mar embravecido, insistió en la importancia de estar a gusto en este mundo porque tenemos el equipaje necesario para resistir las olas, siendo el primer equipaje Jesucristo, el del Evangelio.
Se mencionó varias veces la noción de respeto y la necesidad de exigencias concretas que de él se deriven: escucha, diálogo real, amabilidad, “cuidado”.… Sor Liliana Franco abordó la cuestión de la cultura del respeto en el ejercicio de la autoridad. Es un estado de ánimo que hay que cultivar, una actitud que contemplamos en Jesús, a quien deseamos conformarnos. Entre otras cosas, dijo: «El respeto nace del reconocimiento de que el otro existe y de que su vida es importante».
Durante el encuentro, se manifestó el deseo de encontrarse mutuamente y con alegría, de conocer mejor a las otras Provincias y de trabajar más juntas. El ambiente fraternal de estas dos semanas mostró la apertura de espíritu a toda la Compañía y también el deseo de dar este impulso a las Provincias. Es un signo de comunión.
Los testimonios, de gran calidad, mostraron una gran lucidez sobre realidades compuestas por sombras y luces. Las Visitadoras supieron destacar, con gran honestidad, los síntomas que muestran que la Compañía puede tener la tentación de apostar por la seguridad. Pero arriesgarse, es lo que permite avanzar. Después de un periodo de discernimiento, es cuestión de atreverse a dar el paso con confianza y esperanza.
La audacia misionera es lo que da vida a las Hijas de la Caridad, lo que las apasiona, y los testimonios mostraron claramente el dinamismo de las Hermanas, la gran mayoría de las cuales están dispuestas a llegar a las periferias de los distintos países.