Desde su fundación, el Centro Misionero Internacional en la Casa Madre ha sido un faro de fidelidad a la misión evangélica. Con dedicación y caridad, acompaña a las futuras misioneras en su preparación inmediata para el envío, ayudándolas a cultivar el espíritu de disponibilidad, de escucha y de entrega.
Más que un espacio de formación, el Centro es también un lugar de acogida fraterna para las Hermanas misioneras que, de paso por la Casa Madre, encuentran aquí un ambiente de escucha, de compartir y de renovación espiritual. Es un verdadero oasis donde el corazón misionero se reanima para continuar sirviendo con alegría.
En este espacio sagrado, la misión se vive como expresión concreta del amor de Dios por los pobres y por quienes más sufren. Cada gesto, cada palabra, cada silencio compartido entre las Hermanas es un signo de comunión y esperanza.
El Centro Misionero Internacional es, por tanto, un lugar donde la misión no solo se enseña, sino que se experimenta y se celebra. Aquí, la llamada a la evangelización se renueva y el envío se convierte en un acto de fe y de confianza en la acción del Espíritu Santo.




