Nuestra espiritualidad
Siervas de los pobres
Siguiendo a Jesucristo Siervo, nos entregamos a Dios en comunidad para servir a los pobres. María es nuestra guía en este camino.
Con humildad, sencillez y compasión
Llamadas por Dios, contemplamos a Jesucristo como fuente y modelo de toda caridad, para ser testigos de su amor entre los pobres.
Nuestra vida de fe se nutre de la oración, la liturgia, los sacramentos, especialmente la Eucaristía, la escucha de la Palabra de Dios y las enseñanzas de la Iglesia, así como de la tradición vicenciana. En la oración, compartimos las preocupaciones, luchas, esperanzas y alegrías de las personas que encontramos.
Cristo es la fuente de nuestro amor, la llama que enciende nuestras acciones y nos motiva a ayudar a nuestros hermanos y hermanas necesitados. Él es el tesoro que da sentido a nuestras vidas y la fuerza que impulsa nuestros proyectos.
Optamos por un modo de vida
sencillo y en comunidad
Vivimos la fraternidad en un clima de escucha recíproca y diálogo, compartiendo lo que tenemos y lo que somos. Nos apoyamos unas a otras para estar junto a quienes sufren y colaborar con ellos para que puedan ser protagonistas de su propia promoción.
Portadoras de alegría y esperanza, vamos al servicio de aquellos cuya dignidad no es respetada. Somos felices de poder entregarnos totalmente a Dios sirviendo a nuestros hermanos y hermanas, ayudándoles a descubrir su Presencia en sus vidas.
Nuestros Fundadores nos transmitieron el amor e imitación de la Virgen María, en quien contemplamos:
la Inmaculada, abierta al Espíritu
la Sierva humilde y fiel
la Madre de Dios, Madre de misericordia y esperanza de los pequeños
Conoce más
Somos
Siervas de los pobres que vivimos en comunidad
Historia
La Compañía de las Hijas de la Caridad nació imperceptiblemente, como las cosas de Dios
Por el mundo
Nos puedes encontrar donde haya vidas cuya dignidad es vulnerada. En todo el mundo
Nos inspiran
Santos y beatos de la Compañía de las Hijas de la Caridad y de la Familia Vicenciana