En 2024, la Asociación de Voluntariado «La Caridad de Santa Luisa OdV ETS» fortaleció su compromiso de crear, mediante su servicio, un espacio de paz para las personas que acoge. Un lugar sencillo y acogedor donde se nutren buenas relaciones y se respira confianza y esperanza. Como nos recuerda el Papa Francisco, la esperanza «no es un optimismo ingenuo, sino un don de gracia en medio del realismo de la vida» (Spes Non Confundit, n. 24).

Los datos de este año evidencian una creciente demanda de servicios y el aprecio de quienes los reciben. La constante evolución de las situaciones se debe a la diversidad de personas acogidas, así como a la continua incorporación y rotación de voluntarios que responden a los desafíos únicos que cada historia de vida presenta.

Somos conscientes de que la inmediatez del servicio que ofrecemos «al momento» exige una eficiencia cada vez más efectiva y afectiva. Además, las condiciones extremas que enfrentamos requieren un enfoque adaptado a las necesidades individuales, así como a las características y limitaciones del entorno.
Fomentamos las relaciones interpersonales, ya que son fundamentales para el desarrollo personal y para activar procesos de ayuda. Deseamos despertar en las personas acogidas —y también en nosotros, los que acogemos— la confianza en que siempre es posible avanzar en el crecimiento personal y relacional, y la esperanza de poder levantarse incluso tras las caídas más duras, retomando así un camino de integración mutua.

Ofrecemos soluciones concretas para alcanzar objetivos urgentes y para mirar la realidad global con una perspectiva más clara y serena. Orientamos y acompañamos a las personas en la colaboración con entidades competentes y adecuadas a sus necesidades. Nuestro deseo es ser y seguir siendo compañeros de viaje afectuosos a quienes nuestros amigos puedan recurrir siempre.
Muchas personas conocen nuestros servicios a través de internet o mediante entrevistas, ya sean informales o estructuradas, de ESCUCHA, ORIENTACIÓN Y ACOMPAÑAMIENTO. Numerosas, de acuerdo con nuestra intención de ser una Comunidad que Escucha:
- Con atención y cuidado en las relaciones interpersonales, observación y cercanía con los Amigos, en el convencimiento de su capacidad de cambio.
- Con trabajo de reconciliación familiar y reanudación de posibles cuidados institucionales.
- Con la creación de redes para proponer caminos de redescubrimiento personal y salida de situaciones de falta de documentación, irregularidad, precariedad extrema o inercia.
- Con derivación y apoyo en entidades colaboradoras especializadas según la individualidad de cada persona: atención sanitaria, gestión de adicciones, inclusión en estructuras, soluciones habitacionales, formación y capacitación o reintegración en el mundo laboral.
- Con apoyo en trámites burocráticos y acompañamiento a oficinas en fechas acordadas o en situaciones de urgencia (Registro Civil, Correos, Comisaría, ASL, etc.).
En 2024, contamos con 96 voluntarios, de los cuales 68 eran miembros de la Caridad: 39 hombres y 57 mujeres, con edades comprendidas entre los 19 y los 93 años. De ellos, 47 voluntarios tenían entre 19 y 54 años, 29 entre 55 y 64, y 20 superaban los 64 años. Nuestros voluntarios ofrecieron 14.639 horas de servicio gratuito.
«¡Cuánto bien hace esperar en Dios y poner toda nuestra confianza en Él! » (San Vicente de Paúl, 1657).

También nosotros, hoy en 2025, confiamos en el Señor, en la fuerza e inspiración de su Espíritu, en su Misericordia siempre acogedora y en su Providencia que nunca abandona. Hacemos nuestras las palabras que el Papa Francisco ha dirigido a todos los voluntarios comprometidos con la caridad:
“Gracias de corazón, queridos amigos. Como Jesús, se han dedicado a servir a los demás sin buscar reconocimiento. Han trabajado incansablemente en las calles y barrios, junto a los enfermos, consolando a los que sufren, apoyando a los presos y cuidando tanto a jóvenes como a ancianos. Su dedicación infunde esperanza en nuestra comunidad. En medio de la pobreza y la soledad, sus pequeños actos de servicio desinteresado hacen florecer los brotes de una nueva humanidad: ese jardín que Dios ha soñado y sigue soñando para todos nosotros.”
La Caridad, a través de sus pequeños gestos de servicio gratuito, continúa siendo el jardín que Dios ha soñado y sigue soñando.
Sor Cristina Conti
Hija de la Caridad