“Pedid al Señor mi conversión y mi santificación,… que me haga cumplir, en parte al menos, sus designios sobre mí y me conceda su misericordia para el resto”, fragmento de una carta de Juan Gabriel a su hermano, responsable de la sacristía en San Lázaro, Casa Madre de la Congregación de la Misión. Es el lenguaje de un hombre que llamaríamos “un santo en vida” (P. Songe).
1802, 5 de enero | Nace cerca de Montgesty, diócesis de Cahors |
1818, 15 de diciembre | Entra en la Congregación de la Misión |
1824 | Profesor en el Collège de Montdidier, en Somme. |
1826, 23 de septiembre | Ordenación sacerdotal en la Capilla de las Hijas de la Caridad, Rue du Bac, París |
1832 | Director del Seminario interno en París |
1835, 21 de marzo | Parte hacia China |
1839, 16 de septiembre | Encarcelado |
1840, 11 de septiembre | Muere mártir |
1889, 10 de noviembre | Beatificado por el Papa León XIII |
1996, 2 de junio | Canonizado por el Papa Juan Pablo II |
11 de septiembre | Día de su fiesta litúrgica |
Juan Gabriel nació en Puech, pueblo de la parroquia de Montgesty. Fue el primero de los ocho hijos de Pedro y María Perboyre. Creció en el seno de una familia campesina muy católica, cuya granja daba sustento a todos. Al párroco, que apreciaba la inteligencia de Jean-Gabriel en sus clases de catecismo, le gustaba preguntarle sobre puntos difíciles, diciendo: ¡Vamos a nuestro pequeño doctor! En la familia, Juan Gabriel encontró el ejemplo de su tío Jaques, sacerdote de la Misión, hombre de gran valor en el momento de la Revolución. De él, Juan Gabriel pudo aprender a vivir para Jesucristo y servirlo hasta la muerte.
En 1816, Juan Gabriel acompañó a su hermano pequeño al Seminario de Montauban y se quedó allí también para continuar sus estudios.
En diciembre de 1818, Juan Gabriel entró en la Congregación de la Misión, en septiembre de 1826 fue ordenado sacerdote en la Capilla de la Casa Madre de las Hijas de la Caridad en París. Después de su servicio de profesor de teología en el Seminario de Saint-Flour, fue llamado a la Casa Madre de la Congregación de la Misión, en París, como Director del Seminario interno.
La Epifanía, estrella en el momento de su nacimiento, tuvo que seguir mostrándole horizontes muy lejanos. A pesar de su frágil salud, pidió ir a China. Partió en marzo de 1835, bajo la protección del Señor se pone en camino y llega a Macao el 29 de agosto, puerta de acceso a las misiones de China. Numerosas serán sus actividades apostólicas en Ho-Nan, a pesar de los peligros y las persecuciones, hasta el momento de la traición y su encarcelamiento en septiembre de 1839.
Después de meses de sufrimiento físico y moral, de larga y terrible tortura, Juan-Gabriel Perboyre dará su último testimonio el 11 de septiembre de 1840. Fue colgado a una cruz y estrangulado con una cuerda.
En el momento de su muerte, «una gran cruz, luminosa y muy bien trazada, apareció en los cielos», dicen muchos testigos. Este prodigio recuerda el misterio de la Epifanía y las palabras del profeta Daniel (12,3): «Los que tienen entendimiento brillarán como el esplendor del firmamento, y los que son maestros de justicia para los muchos brillarán como las estrellas por los siglos de los siglos».
Su cuerpo veinte años después de su muerte fue transportado a San Lázaro, Casa Madre, París.