Luisa de Marillac nació en el siglo XVI. Sin embargo, es muy cercana a nuestras preocupaciones cotidianas. En medio de las vicisitudes de su vida, abrió progresivamente su corazón a la luz de Dios.
En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.
(Mt 25, 40)
No basta con ir y dar, sino que es necesario un corazón purificado de todo interés, … tenemos que tener continuamente ante la vista nuestro modelo, que es la vida ejemplar de Jesucristo a cuya imitación estamos llamadas, no solamente como cristianas, … para servirle en la persona de los pobres.
Santa Luisa (C. 257)
1591, 12 de agosto | Nacimiento de Luisa |
1604, 25 de julio | Muerte de su padre |
1613, 5 de febrero | Matrimonio con Antonio Legras |
1613, 18 de octubre | Nacimiento de Miguel Legras |
1623, 4 de junio | “Luz” en la Iglesia el Saint-Nicolas-des-Champs, en París |
1625, 21 de diciembre | Fallece su esposo. Primeros encuentros con Vicente de Paúl |
1629 | Comienzo de las visitas a las Cofradías de la Caridad |
1630 | Llegada a París de Margarita Naseau, primera joven que trabaja para las Cofradías de la Caridad |
1633, febrero | Muerte de Margarita Naseau |
1633, 29 de noviembre | Fundación de la Compañía de las Hijas de la Caridad |
1638 | Comienzo de la obra de los Niños Expósitos |
1650, 18 de enero | Boda de su hijo, Miguel |
1651 | Nacimiento de Luisa-Renée, nieta de Luisa de Marillac |
1652 | Fundación de las Hijas de la Caridad en Polonia. Recrudecimiento de los disturbios de la Fronda; en París, sopas populares, acogida de prófugos |
1653-1658 | Envío de las Hijas de la Caridad a los campos de batalla |
1660, 15 de marzo | Muerte de Luisa de Marillac |
1920 | Beatificación por el Papa Benedicto XV |
1934 | Canonización por el Papa Pío XI |
1960 | Declarada patrona de todas las obras sociales |
9 de mayo | Día de su fiesta litúrgica |
Luisa nació el 12 de agosto de 1591 en una familia noble. Varios miembros de su linaje tenían puestos importantes cercanos al rey Luis XIII. Su tío Miguel llegó a ser Guardasellos del reino en 1626. Él esta en la base del “Día de los Engañados” de noviembre de 1630, cuyo objetivo era deponer al primer ministro Richelieu. La tentativa fracasó y Miguel fue arrestado y finalizó su vida encarcelado en el castillo de Châteaudun. Murió en 1632.
Luisa nació de madre desconocida. Su padre estaba viudo. Se volvió a casar cuando Luisa tenia tres años. Poco después Luisa fue confiada para su cuidado y educación a las dominicas del Monasterio real de Poissy, dónde había otros niños. La enseñanza recibida le ofreció una sólida educación intelectual y religiosa. Al morir su padre, Luisa tiene trece años y su tío Miguel será su tutor. Él la saca de Poissy y la lleva a una pensión para jóvenes. Allí aprende la vida sencilla y pobre. La pensión fue para ella un lugar de formación en las tareas domésticas.
A los quince años sueña con ser religiosa en una orden austera, las Hermanas Capuchinas. El Padre director espiritual del convento, la rechaza a causa su salud demasiado delicada. Luisa se decepciona enormemente, pero se somete a esta decisión. Más tarde obedecerá también a su familia que le presenta a Antonio Le Gras, caballero sencillo, uno de los secretarios de la Reina. Su matrimonio tuvo lugar en 1613, cuando Luisa tenía veintidós años y ahora su nombre es señorita Le Gras, el título de señora es reservado a la nobleza. El mismo año se convierte en mamá de un pequeño llamado Miguel. En su matrimonio vive feliz, pero en 1622, su marido cayó enfermo y su carácter se agrió. Luisa se culpabiliza: no ha respetado la promesa hecha a Dios, de entrar religiosa y he aquí que su esposo Antonio está enfermo, ¿no será por su culpa? Luisa atraviesa un período de depresión. Esta angustiada e invadida por dudas de fe. Desea dejarlo todo. En 1623, en la fiesta de Pentecostés, Dios iluminó su corazón, su oscuridad interior desaparece. Comprende que su lugar está al lado de su esposo, que Dios está presente cerca de ella y de su marido y comprende que un día podrá vivir en comunidad al servicio del prójimo, “yendo y viniendo”, expresión incomprensible en un tiempo en que las religiosas eran todas de clausura.
Luisa acompañó y cuidó a su marido hasta su muerte en diciembre de 1625. Viuda, los medios económicos escasean y tiene que trasladarse de domicilio. Cerca de su nuevo alojamiento vivía Vicente de Paúl. El será su consejero espiritual. ¡Ni uno ni otro están muy entusiasmados con su encuentro, sus personalidades los alejan, al menos en apariencia! Aprenden a conocerse y Vicente ayudará Luisa a realizar su vocación. Él le propone visitar las Cofradías de la Caridad para animar a las Señoras en su servicio a las personas enfermas o que tenían hambre. Luisa sale de sí misma y toma conciencia de las realidades vividas por los pobres. Descubre las dificultades de las Damas para ocuparse de los pobres, ya que son incapaces de realizar por sí solas las tareas más arduas.
Hacia 1630, una sencilla campesina, Margarita Naseau, ofreció sus servicios para ayudar a las señoras. Otras campesinas llegan después. Vicente confía la formación práctica y espiritual de estas jóvenes a Luisa y ella se interroga y discierne progresivamente que estas jóvenes podrían reunirse en una cofradía. Vicente, al principio, no comprende a Luisa. Después de un largo tiempo de reflexión y oración, la Compañía de las Hijas de la Caridad nace el 29 de noviembre de 1633.
En París y sus alrededores se fundan varias comunidades de Hijas de la Caridad y, progresivamente, se van extendiendo también fuera de la capital,… En 1638, las Hermanas van a Touraine, en Richelieu. Siguen numerosas implantaciones en Francia. Las Hermanas atienden a los enfermos en su casa o en hospitales, acogen a niños abandonados, los cuidan y educan en pequeñas escuelas, se ocupan de los heridos en la guerra, de los galeotes, … Luisa tiene la preocupación de la formación humana y espiritual de las Hermanas. Cada una aprende las mejores prácticas de su tiempo sobre el cuidado y la educación, y las transmite a los más desfavorecidos. Cada una profundiza en su relación con Dios reconociendo en los pobres a los que sirven el rostro de Jesucristo. Las Hermanas viven juntas en pequeñas comunidades. El objetivo es formarlos para que sean autónomos y autosuficientes.
Los grandes disturbios de la Fronda arrasan Francia de 1648 a 1653 provocando pobrezas muy numerosas: carestía, enfermedad, violencia. Luisa y Vicente envían Hijas de la Caridad a todos los frentes. Las Hermanas se desplazan de aldea en aldea para socorrer y animar a sus gentes. Esta movilidad es una gran novedad en una época donde las mujeres consagradas permanecían en sus monasterios.
Esta comunidad naciente en los años 1644-1649 atraviesa una crisis. Algunas Hermanas dejan la Compañía porque el servicio de los pobres se ve demasiado difícil, la vida comunitaria demasiado exigente. Las Hermanas pierden el gusto por la oración, los proyectos resultan fracasos. Además, Luisa esta preocupada por su hijo, que no sabe lo que va a hacer de su vida. ¿Sacerdocio? ¿Matrimonio? Su futuro es confuso… Luisa piensa que ha fracasado en la educación de su hijo y vuelve a tener sentimientos de culpabilidad. Con la ayuda del señor Vicente, Luisa va a atravesar esta crisis y a hallar la paz en 1650. Su hijo se casa también ese año. Luisa se convierte en abuela al año siguiente.
Luisa sigue el camino de Cristo que ella tanto ama, el Señor de la Caridad que se hizo hombre para dar la vida por los hombres. Se hace cercana a los más pobres y a sus hermanas, con atención, dulzura, cordialidad, compasión… Ella sabe adaptarse a cada uno para darle la fuerza de encontrar a su vez el camino de su relación con Cristo.
Luisa y Vicente no dejaron de aliviar la miseria por amor de Jesucristo. Luisa colaboró intensamente con Vicente para que la Compañía de las Hijas de la Caridad siguiera siendo una comunidad «yendo y viniendo», permitiendo a las Hermanas ir hasta los más pobres allí donde vivan.
Vicente y Luisa tienen personalidades muy diferentes. En el curso de los treinta y cinco años de trabajo en común, aprenden a apreciar, no sin períodos de tensión, lo que los distingue y lo que los acerca. Con el tiempo nace una amistad profunda donde cada uno respeta el carácter único del otro. Ambos ponen su energía al servicio de la obra que los reúne: el servicio de Dios en los pobres.
Luisa murió el 15 de marzo de 1660, algunos meses antes que Vicente, rodeada de su familia y de sus Hermanas. Las dificultades, las dudas y las angustias no le faltaron. En su fragilidad, acogió la fuerza del Espíritu y siguió el camino de Cristo que tomó carne de nuestra carne y se hizo cercano a los hombres. Ella respondió, en su seguimiento, a las necesidades de los desfavorecidos para que cada uno de ellos recuperara su dignidad humana y descubriera que era hijo de Dios.
Hoy, la Familia Vicenciana se inspira en la vida de esta mujer que se dejó invadir por la luz de su Señor.
Para saber más:
Lecturas:
- Empeñada en un paraíso para los pobres, Benito Martínez
Enlaces de Internet: