- Fusiladas el 1 de febrero de 1794 en Angers
- Beatificadas el 19 de febrero de 1984 con 97 mártires de Angers
- Día de su fiesta litúrgica 1 de febrero
Desde septiembre de 1791, las Hermanas del hospital de Angers comprueban la escalada de la persecución religiosa. Después de su Obispo, numerosos sacerdotes rechazan el juramento requerido. Expulsados de su parroquia, son rápidamente encadenados. ¡Un año más tarde, en septiembre de 1792, cuatrocientos encadenados atraviesan la ciudad de Angers para ser encarcelados. En 1793, los miembros del Consejo municipal van al hospital para exigir a las Hermanas el juramento de Libertad-igualdad. Su elocuencia es grande, insisten sobre el servicio de los enfermos. Se les deja a cada una un tiempo de reflexión. La comunidad se esfuerza por unirse. Muy rápidamente, los revolucionarios se dan cuenta que las Hermanas padecen la influencia de tres de ellas:
Sor Antoinette Taillade, natural de Cahors, era la Superiora de la comunidad. De cincuenta y cuatro años, lleva treinta y cuatro años de Hija de la Caridad. Las Hermanas aprecian su prudente sabiduría, su gran piedad y su fuerza de carácter.
Sor Marie-Anne Vaillot, natural de Fontainebleau, de cincuenta y nueve años. Lleva en la Comunidad treinta y dos años. Ejerce con competencia y precisión la responsabilidad de la administración.
Sor Odile Baumgarten, nacida en 1750 en Gondrexange en Lorena. Entra en la Compañía de las Hijas de la Caridad en 1775. Se encarga de la preparación de las medicinas en la farmacia del hospital.
Detuvieron a las tres Hermanas el domingo 19 de enero. Sor Antoinette Taillade es separada de sus dos compañeras, es encarcelada en la Penitenciaria, Sor Marie-Anne y Sor Odile son conducidas al monasterio del Calvario. Les impresiona el estado de suciedad y miseria en que se encuentran las prisioneras. En espera del juicio, las Hermanas escuchan el sufrimiento de estas madres de familia encarceladas con sus hijos, y se esfuerzan por aliviarlas y sobre todo animarlas. La muerte ronda a su alrededor.
El 28 de enero, las dos Hermanas son convocadas al tribunal revolucionario. Ante la violencia de sus jueces, Sor Marie-Anne responde “vosotros podéis hacer de mí lo que queráis“. Reconocida como fanática y rebelde, la sentencia cae sobre ella: fusilamiento. Sor Odile, después de haber escuchado la lectura del interrogatorio de sus Hermanas añade, “mi conciencia no me permite prestar el juramento“. La sentencia es la misma: fusilamiento.
Como las otras detenidas, las Hermanas son conducidas a su celda. La mañana del 1 de febrero, se presenta en la prisión un comisario y llama a las condenadas, entre ellas las dos Hermanas. Con un frío húmedo, un largo cortejo de doscientas mujeres, atadas de dos en dos a una cuerda central, se mueve fatigosamente hacia el “Campo de los Mártires”.
A lo largo de los tres kilómetros, las Hermanas piden a María las acompañe en su camino. De repente, a Sor Odile se le cae su rosario que tuvo escondido bajo el vestido. Un guardia la ve inclinarse para recogerlo. Enseguida, le asesta una patada. Sor Odile vacila. Sor Marie-Anne la sostiene, teme que sea echada sobre el automóvil que transporta a los moribundos. El rosario será recogido por una mujer que, más tarde, se lo entregará a las Hermanas del hospital.
A su llegada al Campo de los Mártires, las víctimas descubren la presencia de las Hermanas y conmovidas piden su perdón. Ante su estupor, el comandante del batallón de ejecución se acerca y propone salvar a las dos Hermanas diciendo que han prestado el juramento. Orgullosamente Sor Marie-Anne contesta: «Ciudadano, no sólo no queremos jurar, sino que no queremos pasar por haberlo hecho.»
¡Un canto se eleva! “Pongo mi confianza, Virgen María, en tu socorro “. Los fusiles se levantan, los cuerpos se derrumban. Un foso los recoge. Un gran silencio y la paz de Dios baja sobre este Campo de gloria.
En el hospital, los administradores siguen agobiando a las Hermanas. Cada una, con toda libertad, toma su decisión. Diez Hermanas prestan el juramento de Libertad-igualdad para quedarse con los enfermos. Las otras diecisiete, habiéndolo rechazado, son arrestadas el 11 de marzo y encuentran en la prisión a Sor Antoinette Taillade. Algunas semanas más tarde, junto a otras religiosas, son conducidas hasta Lorient para ser deportadas a Cayenne. Durante largos días están en espera. El comandante del arsenal, dónde han sido encarceladas las Hermanas, ha visto los cuidados que los marineros enfermos recibían de estas mujeres. Rechaza que se las embarque en el barco preparado para ello. Las Hermanas pudieron volver al hospital de Angers hacia 1804.