- Guillotindas en Cambray el 26 de junio de 1794
- Beatificadas el 13 de junio de 1920
- Día de su fiesta litúrgica – 26 de junio
La Casa de Caridad de Arras es una colmena de actividad. Siete Hermanas aseguran los cuidados de los enfermos, la visita a las familias pobres y la educación de los niños. El servicio es muy estimado por la población.
Como en todas partes, la Revolución viene a interrogar a cada uno en su fidelidad a Jesucristo y a la iglesia. Rápidamente, Sor Coutacheaux decide volver con su familia. La Superiora se preocupa por las dos Hermanas más jóvenes. ¿Qué suerte les reservarán los revolucionarios? Ella las invita a refugiarse en Bélgica. Sor Rose Michau y Sor Jeanne Fabre no desean huir, pero cuando el terror se extiende hasta a Arrás, siguen los consejos recibidos y parten para el destierro. Volverán a la Compañía de las Hijas de la Caridad cuando pueda reconstituirse.
Fin de 1793, cuatro Hermanas mantienen la actividad de la casa de caridad.
Sor Marie-Madeleine Fontaine, natural de Etrépagny, Eure, entró en la Compañía en 1748 a la edad de 25 años. Superiora de la comunidad, su sabiduría y su competencia son apreciadas enormemente. Sor Marie-Françoise Lanel nacida en 1745 en Tenido, Sena Marítima. Tiene 19 años, cuando enta en la Compañía de las Hijas de la Caridad. Sor Thérèse Fantou nacida en Miniac-Morvan, Ille y Mala, en 1747. Entró Hija de la Caridad a los 24 años. Sor Jeanne Gérard nacida en Cumières (Meuse) en 1752, entró en la Compañía de las Hijas de la Caridad en 1776.
La llegada a Arrás de un nuevo responsable del distrito, José Lebon, trae a la ciudad un clima de violencia y de miedo. La Casa de Caridad llega a ser casa de la humanidad, se instala a un director concienzudo, que vigila la actividad de las Hermanas. Las vejaciones se intensifican. Los falsos testimonios se multiplican. El 14 de febrero de 1794, los Hermanas son arrestadas y conducidas a la abadía de San-Vaast. Cercanas a las prisioneras, desamparadas ante la incertidumbre de su futuro, ellas les ofrecen escucha y compasión. Las Hermanas padecen un primer interrogatorio el 4 de abril. Rechazan de nuevo el juramento como contrario a su conciencia.
En la tarde del 25 de junio, se da la orden de trasladar rápidamente a estas cuatro Hermanas de la Caridad a Cambray. La carreta se pone en marcha a la una de la mañana y llegan a Cambray a las ocho treinta. Las Hermanas son encerradas en la capilla del viejo Seminario: en este lugar que fue lugar de oración, se recogen para orar.
Viene luego una nueva comparecencia y la condena a muerte inmediata. Esperando la carreta que va a conducirlas hacia la guillotina, las Hermanas rezan el rosario. Los guardias les arrancan esos “amuletos” y no sabiendo qué hacer con ellos, se los ponen sobre su cabeza en forma de corona. Así atraviesan la ciudad, cantando el Ave Maris Stella. Al pie del cadalso, Sor Marie-Madeleine Fontaine reitera la predicción hecha ya a las condenadas: «Somos las últimas víctimas». Esta predicción inaudita se realiza. La caída de Robespierre, el 27 de julio de 1794, señala el fin del Terror Revolucionario.