La renovación anual de los votos permite a las Hermanas afianzar su voluntad de responder a la vocación, a la vez que garantiza la estabilidad de su servicio a Cristo en la Compañía: supone un acto libremente realizado y siempre inspirado por el amor. (C. 28d)
ARTESANAS DE PAZ Y ESPERANZA
En un mundo que grita —guerras, fracturas, sufrimiento— elegimos escuchar una llamada sencilla y exigente: ser artesanas de paz y esperanza. Pedimos al Espíritu que afine el corazón y nos ponga en camino para reconciliar lo roto, cuidar lo frágil, restaurar la dignidad herida y servir con alegría allí donde la noche es más larga.





