A pesar de la difícil situación que sigue atravesando Ucrania, y de las incesantes alertas antiaéreas, la vida en Balta (ciudad de la región de Odesa, en el sur de Ucrania) continúa. Gracias a la oración y a la Divina Providencia, no ha habido ataques aéreos, aunque los cohetes y drones sobrevuelan con frecuencia la ciudad.
El Centro de Día Beata Sor Giuseppina Nicoli cobra vida nuevamente cada día, acogiendo a niños y jóvenes de todas las edades. Ellos acuden para experimentar la seguridad, la alegría y el calor de esta comunidad. Participan en una variedad de actividades educativas, artísticas, recreativas y deportivas que les ayudan a desarrollar sus habilidades y descubrir sus pasiones.

En el Centro de Día cada jornada trae consigo nuevos desafíos y alegrías. Cada día nos encontramos con niños que llegan cargados de emociones, deseos, esperanzas y miedos, que expresan al rezar juntos. Muchas familias tienen miembros involucrados en la guerra. Debido a las alertas, los niños pasan la mayor parte del tiempo escolar en refugios. Nuestro papel es, no solo ofrecer un espacio seguro para el aprendizaje, sino también ayudarles a comprenderse a sí mismos, expresar sus sentimientos, respetarse mutuamente y, lo más importante, acercarse a Dios.
Nuestro servicio no se limita a las paredes del Centro de Día. Nos ocupamos de sus familias, que enfrentan diversas formas de pobreza: material, espiritual y moral, visitándolas en sus entornos. También estamos atentas a su vida espiritual, por lo que organizamos encuentros de formación para padres y cuidadores. Estos momentos, mientras compartimos una taza de té, no solo brindan la oportunidad de orar juntos, sino también de conversar, intercambiar experiencias y enriquecernos mutuamente. Aunque estos encuentros puedan ser pequeños, se convierten en una parte esencial de nuestra peregrinación. Celebramos también festividades y acontecimientos que son importantes para nosotros.
Una de nuestras recientes celebraciones fue la conmemoración de la Beata Sor Giuseppina Nicoli, Patrona del Centro de Día. Fue un día especial para todos, lleno de oración, reflexión y alegría compartida. La Beata Sor Giuseppina, no es solo nuestra Patrona, sino también un modelo de bondad, esperanza, amor al prójimo y entrega total a Dios en el servicio a los demás. Comenzamos la celebración con una Santa Misa solemne, en la que dimos gracias por la santidad de su vida y pedimos su intercesión y luz para nuestro servicio diario.

Tras la Eucaristía, prolongamos la celebración en el Centro de Día en un ambiente de calidez y alegría Se presentó una exposición sobre la vida de nuestra Patrona, en la que los padres pudieron conocer más sobre ella y los niños participaron con entusiasmo, aportando detalles de su historia. Después de esta parte inspiradora compartimos un almuerzo y un dulce refrigerio. Uno de los momentos especiales fue la presentación de una tarta con la imagen de la Beata Giuseppina, que fue no solo un festín para el paladar, sino también un gesto de gratitud por su presencia espiritual entre nosotros.

Al final del encuentro, se presentó un mosaico de la Beata Sor Giuseppina Nicoli, formado a partir de fotografías que reflejan la vida cotidiana en nuestro Centro de Día. Fue un símbolo significativo de que ella sigue velando por nosotros, y que su espíritu de unidad, amor y servicio sigue guiándonos.
Como Peregrinos de Esperanza, seguimos el ejemplo de nuestra maravillosa Patrona, con fe, amor y alegría esforzándonos por vivir el carisma vicenciano “aquí y ahora” poniendo siempre en primer lugar a la persona que encontramos en nuestro camino.
Expresamos nuestra más sincera gratitud a todos por sus oraciones y apoyo. Gracias a la generosidad de nuestros benefactores, que sostienen nuestros proyectos, podemos cubrir, no solo necesidades materiales, sino también alimentar el crecimiento espiritual y emocional de nuestros Amigos. Nosotros, podemos llevar la luz de la esperanza a lugares donde parece desvanecerse. Cada gesto de apoyo les brinda la oportunidad de un futuro mejor, de reconstruir la esperanza y recuperar su dignidad.
Que el Señor recompense todo el bien realizado y nos guíe en el camino de vivir el Carisma Vicenciano.
S. Monika Mrowca




