La situación de las personas desplazadas en el norte de Mozambique conmovió nuestra sensibilidad, nuestro corazón y nuestra mente al recordar que “del Hijo de Dios aprenden las Hijas de la Caridad que no hay miseria alguna que puedan considerar como extraña a ellas. Cristo interpela continuamente a su Compañía a través de sus hermanos y hermanas que sufren, de los signos de los tiempos, de la Iglesia. Múltiples son las formas de pobreza …” (C. 11). Asimismo, el tema de nuestra Asamblea nos invita y desafía a salir al encuentro de nuestros hermanos y hermanas que sufren.
El Consejo Provincial, después de reflexionar, consultar con las Hermanas de la Provincia y dialogarlo con Don Luis Lisboa, Obispo de Pemba, ofreció nuestra disponibilidad y colaboración en varios servicios para las personas desplazadas en esa región por un período de cuatro meses: de enero a mayo de 2021. El Obispo aceptó esto con gran alegría y comenzamos la misión el 07 de enero de 2021 con 4 Hermanas. Estamos felices de servir a nuestros hermanos y hermanas que sufren a causa de los conflictos armados desatados por los terroristas.
Sirviendo a Jesús en personas desplazadas por la guerra
«En verdad os digo: lo que hicisteis con uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt 25,40).
El trabajo comenzó en Pemba, la capital de la provincia, donde los desplazados llegaron en botes, fueron llevados a campamentos y esperaron el reasentamiento. Este servicio se realizó en colaboración con Caritas Diocesana de Pemba. Se distribuyeron varios kits: alimentación, cocina, higiene, vestuario y agrícola; También se llevaron a cabo sencillas celebraciones de la Palabra en pequeños grupos. Posteriormente, las Hermanas de la Comunidad Itinerante se trasladaron al distrito de Montepuez y fueron recibidas por el equipo misionero de la Misión San José del Santuario de Nuestra Señora de Fátima, donde también residen. Inicialmente, había cuatro Hermanas y, gracias a la generosidad de la Provincia, las Hermanas se ofrecieron como voluntarias para turnarse para servir en esta misión. En la actualidad, hay seis, dos de las cuales son Hermanas del Seminario en formación apostólica.
Montepuez es la segunda ciudad de Cabo Delgado, Pemba. Hay cuatro campamentos de reasentamiento con unas dos mil familias en cada centro. La mayoría de los habitantes son mujeres, ancianos y niños. Viven en extrema pobreza.
Estas personas se vieron obligadas a abandonar sus tierras y todas sus posesiones, huyendo del terror, la guerra y la violencia que asolan la región norte de la provincia de Cabo-Delgado desde 2017. Han recorrido largas distancias a pie, atravesado bosques durante muchos días y llegado a los centros de acogida heridos, enfermos, deshidratados y desfigurados; algunos miembros de sus familias se perdieron en los bosques y no se sabe si están vivos o muertos.
Nuestro servicio a estas personas desplazadas incluye visitar a las familias en sus chozas, estar cerca de ellas a través de una actitud acogedora y una escucha atenta de sus historias cargadas de profunda tristeza y dolor. También les animamos a que traten de cultivar la esperanza y la confianza en Dios que es nuestro único refugio aunque todavía es muy difícil aceptar la condición de pobreza extrema y el hecho de haber visto a familiares decapitados por los terroristas. Muchas familias lloran desconsoladamente cuando comparten con nosotras la agonía que han vivido en sus pueblos. Han perdido todo lo que quieren… sus familias y la tierra donde nacieron. Se encuentran privados de todo y viven en un clima de inseguridad, desconfianza, miedo e incertidumbre.
En nuestro servicio, colaboramos con las Hermanas Franciscanas Misioneras de María residentes en Montepuez; Juntos, animamos a las familias para que construyan sus casas, ya que no tienen dónde reclinar la cabeza (cf. Lc 9, 58). Estas casas están hechas con materiales locales como bambú, arcilla y paja y apoyamos su esfuerzo entregando lonas para el techo. Distribuimos mantas, esterillas, puertas para sus casas, comida envasada, ropa y otros artículos necesarios. Ayudamos a los enfermos y remitimos a los que padecen enfermedades graves a un centro gestionado por Médicos sin Fronteras. También brindamos acompañamiento espiritual y distribuimos objetos religiosos como el rosario y enseñamos a quienes no saben rezarlo.
Provincia de Mozambique