Las veintisiete Hijas de la Caridad mártires y la Hija de María que las acompañó al martirio son reflejo nítido de la Luz de Cristo resucitado, a quien siguieron con los demás testigos de la Fe, hasta 522, entre ellos el P. Fortunato Velasco Tobar y trece compañeros, que fueron beatificados en Tarragona el 13 de octubre de 2013.
Los mártires son luminarias de fe porque dieron la vida por identificarse con la Luz verdadera que nos ha dicho de sí mismo: Yo soy la Luz del mundo, quien me sigue no anda en tinieblas sino que tendrá la Luz de la vida. (Jn 8, 12).
Siguiendo al autor sagrado del Apocalipsis (Ap 7, 13-14) que habla del martirio de los primeros cristianos, daremos respuesta a cuatro cuestiones importantes: ¿Quiénes son? ¿De dónde han venido? ¿Cómo y por qué murieron? ¿Qué retos nos plantean?
1ª) ¿Quiénes son las Hijas de la Caridad beatificadas en el Año de la Fe?
a) Son mujeres sencillas de su época, por su procedencia social, sus raíces familiares, su educación, su inserción en el pueblo y su forma de vivir la fe… Todas poseían una cultura amplia y estaban capacitadas para realizar diferentes servicios y seguir estudios de especialización. En general eran mujeres alegres, comunicativas, llenas de esperanza…
b) Son mujeres de fe firme. El itinerario de fe de estas Hermanas nos habla de personas sin estudios de Teología pero con el corazón lleno de humildad y sencillez. Recibieron la fe de su familia, fue cultivada en la Escuela, la catequesis parroquial, la oración personal y la visita diaria al Santísimo. Con sencillez buscaron la orientación del futuro de su vida a la luz de la voluntad de Dios sobre ellas. Confesaron su fe con firmeza en medio de la persecución.
c) Son mujeres de fe cultivada al abrigo de la oración y el estudio. Desde su ingreso en la Compañía, cultivaron la fe con sencillez, responsabilidad personal y esmero. El programa del Seminario estaba concebido para cultivar la fe: oración, estudio del Evangelio, Catecismo de la Iglesia, Reglas de la Compañía, biografía de los Fundadores…
d) Son Hijas de la Caridad de fe luminosa que se irradia, comunica y expresa con gozo y naturalidad porque su corazón estaba adherido a Jesucristo. La irradian en sus oraciones espontáneas, en sus cartas a la familia y en su misión de servicio: cuidados, trabajo, oración, relaciones fraternas,… De ello dan fe los testimonios de quienes las vieron vivir.
e) Son Hijas de la Caridad de fe probada. Si ahondamos en su vida, en todas encontramos la prueba de la Fe que culminará en los tiempos inmediatos al martirio. Entonces sufrieron acoso personal, insultos, calumnias, afrentas… Fueron objeto de la depuración religiosa cuyo proceso pretendía expulsar a Dios de la Beneficencia, la Sanidad y la Educación.
f) Algunas expresiones de fe probada: “Pido a Dios que me dé fuerzas para cumplir lo que Él pida de mí, y padecer cuanto Él quiera hasta identificarme con Él… Y, si a Dios le place, no tendría inconveniente en ofrecer mi vida…” (de Sor Estefanía Saldaña Mayoral)
“Fue mucha la impresión que me causó la noticia… ¡Quien iba a suponer que sería tan pronto visitada por la enfermedad mi querida madre!… No hay más remedio que pedir paciencia al Señor, que es el que nos visita con estas pruebas, tan duras al parecer, pero que nos serán muy meritorias…” (de Sor María Díaz Pardo)
Sor Mª Asunción Mayoral iba dispuesta para el martirio y lo confesó públicamente sin importarle las amenazas y burlas de los milicianos. Ella nos animaba a las demás a aceptar los sufrimientos mirando a la cruz de Jesucristo… Tenía mucho celo por llevar las almas a Dios” (de una compañera de Sor Mª Asunción Mayoral)
2ª) ¿De dónde han venido estas Testigos de la Fe?
a) Vienen de lugares geográficos concretos: Tres proceden de Galicia, tres son vascas, otras tres son navarras, dos son aragonesas, siete proceden de Castilla-León; tres son nacidas en Madrid, una es originaria de la Mancha, otra procede de Plasencia (Cáceres), dos proceden de Valencia, otras dos de Andalucía y una de Canarias.
b) Vienen de un momento histórico conflictivo en España: situación de crisis general, paro, pobreza, condiciones de trabajo deshumanizadas en el mundo industrial y rural, analfabetismo e ignorancia cultural y religiosa, manifestaciones callejeras, huelgas,…
c) Vienen de una Iglesia acusada de estar ajena al pueblo: Se culpabiliza a la Iglesia de los males sociales originados por el Crack mundial de 1929 y los problemas derivados de ella, se la persigue con saña y se someten a depuración religiosa las instituciones dedicadas a Educación, Beneficencia, Sanidad y servicios sociales. Desde el comunismo ateo se pretende desterrar el nombre de Dios de la sociedad.
d) Vienen del servicio a los pobres realizado como misión: Cinco eran Hermanas Sirvientes: Sor Asunción Mayoral en el Asilo de ciegos de Madrid; Sor Mª Dolores Úrsula Caro en la Casa Misericordia de Albacete; Sor Martina Vázquez Gordo en el Hospital y Escuelas de Segorbe (Castellón); Sor Josefa Laborra y Sor Carmen Rodríguez Barazal en el colegio-Asilo de Bétera (Valencia). Todas alentaron en la fe a la comunidad en los momentos de persecución y se preocuparon de buscar un sacerdote para celebrar clandestinamente la Eucaristía. Dieciséis fueron educadoras, siete enfermeras y cinco se dedicaron a la acción social.
3ª) ¿Cómo y por qué murieron estas Testigos de la Fe?
a) Murieron confesando su identidad y dando testimonio de su Fe:
Vivieron y murieron confesando a Jesucristo con valor, perdonando a los perseguidores y poniendo su vida en manos de Dios Padre. Dieron testimonio de Cristo, de su vida, de sus acciones y del valor del seguimiento de sus enseñanzas. Prefirieron morir antes que renunciar a su fe y su vocación consagrada a la Caridad. Sor Martina Vázquez Gordo al ser apresada intercedió por sus Hermanas con las mismas palabras de Jesús en el Huerto de Getsemaní: “Si me buscáis a mí, dejad en libertad a éstas, pueden ayudaros en los hospitales”… Y su palabra fue escuchada.
b) Murieron por ser seguidoras de Jesucristo
El único delito sobre el que son interrogadas y ellas confiesan sencillamente es “ser Hijas de la Caridad”… Mueren por ser Hijas de la Caridad, solo por eso. Los perseguidores querían borrar el nombre de Dios de la Beneficencia, la Educación y la Sanidad. Ellas con su martirio lo hicieron imborrable para siempre
4ª) ¿Qué retos nos plantean estas mártires? Enumeramos algunos.
Los mártires de la fe del siglo XX en España, y en particular nuestras Hermanas, vivieron su fe en medio de un fuerte laicismo, propagación del comunismo ateo y hostilidad ambiental. Al verse expulsadas de su comunidades y lugares de servicio y misión, amenazadas y perseguidas, buscaron salvar su vida y pusieron los medios a su alcance. Pero la astucia del mal fue más sagaz que su buena voluntad. Y los perseguidores dieron con ellas. Actualmente hay circunstancias bastante similares a las que ellas vivieron. Su vida nos reta e invita a construir la historia del futuro:
- Ante las propuestas de superficialidad y comodidad de la cultura ambiental, ellas nos invitan a cultivar la Fe, a ser testigos firmes, a confesarla con valentía y a vivir el Evangelio en radicalidad, uniendo de forma inseparable fe y caridad.
- Frente al egoísmo y mercantilismo de la sociedad, nos retan a vivir la vocación en gratuidad evangélica, a entregar lo que somos y tenemos con amor y libertad, para manifestar que el amor de Jesucristo a los necesitados que nos rodean.
- Ante el eclipse de Dios y la carencia de sentido de la vida para muchas personas, podemos impulsar el compromiso evangelizador en nuestro entorno cuidando que los alejados, empobrecidos y todas las personas que sufren sean el centro de nuestra actividad pastoral.
- Frente a la carencia de humanidad que está generando la globalización, el individualismo y la crisis económica y axiológica, podemos estar más atentas a los necesitados, sembrar comprensión y ofrecer ayuda a las víctimas como testigos de caridad.
- Frente a la crispación y violencia del ambiente podemos ser como ellas testigos de misericordia, bondad, perdón y reconciliación, haciendo realidad las Bienaventuranzas como camino de seguimiento a Jesucristo.
- Ante la angustia y el miedo a una muerte violenta cercana, ellas confiaron en Dios, rezaron, acrecentaron su unión fraterna y celebraron la Eucaristía para tomar fuerzas, perdonar y afrontar con fe y serenidad la muerte. Es un programa de vida cristiana que está en nuestras manos siempre, y sobre todo, ante cualquier situación difícil.
Las Hermanas mártires no improvisaron la fortaleza y serenidad de la hora final. Fue un don del Espíritu Santo que pidieron y acogieron; estaban habituadas a ello porque como Hijas de la Caridad habían sido peregrinas de la fe, profetas de esperanza y testigos de caridad. Así vivieron y así murieron dejando huellas para la historia de la Iglesia y la construcción de un mundo más humano y fraterno. Este es su mejor legado y su mejor lección.
Sor Mª Ángeles Infante, H. C.