La liturgia de Navidad, que nos disponemos a celebrar, nos anima a asumir una actitud de gozosa espera de Aquel que quiere salir al encuentro de la humanidad. Que la oración de preparación a la Encarnación del Hijo de Dios nos ayude a tener ojos capaces de ver las maravillas que el Señor opera en nuestras vidas y en las de los demás. Con la Virgen de Nazaret, la Virgen de la Expectación, y con nuestra Fundadora, Santa Luisa de Marillac, pongámonos en camino hacia Belén… para descubrir el Misterio de la Encarnación de Cristo, punto central en el corazón de la espiritualidad vicenciana.
Respuesta de amor a una llamada del amor
Entregarnos plenamente a nuestros hermanos y hermanas, los pobres, es una promesa desde el momento en que entramos en la Compañía. La radicalidad del don de una Hija de la Caridad se concreta en la pasión libre y gozosa que pone en servir, inventar, amar. (Sor Françoise Petit)