La vida espiritual de Santa Luisa se caracteriza especialmente por su constante apertura al Espíritu Santo. En una de esas intuiciones que llevan la marca de su autenticidad, combinó la devoción al «sí» de la Anunciación con la devoción a la fiesta de Pentecostés. Como la Virgen María, llena de gracia por la fuerza del Espíritu y presente al lado de los Apóstoles desde los orígenes de la Iglesia, encontró en la acción de Dios la fuente de su fuerza; sintió que la fidelidad de la Compañía tendría como modelo y guía el «fiat» mariano. Supo hacer crecer en los demás el espíritu de oración en el que ella vivía, a ejemplo de María. (San Juan Pablo II con ocasión del IV Centenario del nacimiento de Santa Luisa)
La Santísima Virgen, Madre de los peregrinos de la Esperanza
Todas las almas verdaderamente cristianas han de profesar un gran amor a la Santísima Virgen y honrarla profundamente en su cualidad de Madre de Dios, así como por las virtudes que Dios le ha otorgado con este fin. …y rogarle habitualmente que nos ayude a ofrecer a Dios el servicio que le hemos prometido y […]