Profundizar en el voto de servicio de los pobres a la luz del Evangelio, y a partir de la vida, la nuestra y la de nuestros hermanos y hermanas, conduce a releer personalmente nuestra vocación y la llamada escuchada un día. Que la preparación para la Renovación también favorezca momentos de intercambio comunitario y haga crecer en cada una el reconocimiento de la gracia de la vocación. «Hijas mías, ¡si supieseis qué gracia tan alta es servir a los pobres, haber sido llamadas por Dios para eso!» (San Vicente, 11 de noviembre de 1657, Sígueme IX/2, 919).
Con María, única Madre de la Compañía, feliz fiesta de la Presentación del Señor y buena preparación para la Renovación de los votos.