El Encuentro para la Revisión Apostólica tuvo lugar en la Casa Provincial de las Hijas de la Caridad, en Belém, Pará, del 24 al 27 de abril de 2025, con la participación de 31 Hermanas representantes de las comunidades de la Provincia de la Amazonía. Desde la apertura, confiamos este encuentro a la protección de Nuestra Señora de las Gracias, a través de la celebración de la Santa Misa en la Capilla de la Medalla Milagrosa.

Todas las participantes se dejaron iluminar por el tema: «Reavivar la llama viva de la esperanza», en sintonía con el Año Jubilar. Los subtemas propuestos favorecieron una revisión del camino apostólico de las Hijas de la Caridad, abordando dimensiones físicas, afectivas, espirituales y misioneras. Al fin y al cabo, para servir mejor, es esencial estar bien consigo misma, atender a los desafíos del tiempo presente y buscar respuestas que fortalezcan los pilares de nuestra vocación.

Impulsadas por la llama viva de la esperanza, las Hermanas vivieron la experiencia de peregrinas, visitando las iglesias históricas de Belém, atravesando la Puerta Santa de la Catedral de la Sé y disponiendo el corazón para recibir las indulgencias de este Año Santo Jubilar de la Esperanza. Esta significativa vivencia espiritual estuvo acompañada de una mirada contemplativa sobre las bellezas de la historia de nuestra Iglesia, así como del fortalecimiento de los lazos fraternos entre las Hermanas, promoviendo una verdadera cultura del encuentro.

El encuentro se vio enriquecido por numerosos «signos de esperanza», expresados a través del compartir dinámico de las experiencias misioneras de las comunidades amazónicas, simbolizadas por las barcas y anclas, tan representativas de nuestra realidad. ¡Qué maravilla contemplar el compromiso de cada Hermana en su misión de mantener viva la llama del amor a Jesucristo en la persona de los pobres!
En la celebración eucarística de clausura, unimos nuestras oraciones en alabanza a Dios en la Fiesta de la Divina Misericordia. Con el corazón renovado por estos días de formación y reflexión apostólica, sentimos crecer el espíritu de comunión y la alegría de la misión, reavivando la llama viva de la esperanza para seguir sirviendo a los pobres, razón de ser de nuestra vocación.
