«Todas las almas verdaderamente cristianas han de profesar un gran amor a la Santísima Virgen y honrarla profundamente en su cualidad de Madre de Dios, así como por las virtudes que Dios le ha otorgado con este fin.” (E. 68) (La devoción a la Santísima Virgen) Con Santa Luisa de Marillac contemplemos el misterio de la Asunción de la Santísima Virgen María y, como ella, pongamos en Dios toda nuestra esperanza de que, también nosotros, recibiremos una parte de la vida eterna en el Reino de Dios.
ARTESANAS DE PAZ Y ESPERANZA
En un mundo que grita —guerras, fracturas, sufrimiento— elegimos escuchar una llamada sencilla y exigente: ser artesanas de paz y esperanza. Pedimos al Espíritu que afine el corazón y nos ponga en camino para reconciliar lo roto, cuidar lo frágil, restaurar la dignidad herida y servir con alegría allí donde la noche es más larga.





