Para el que sabe que es llamado por Dios, más que hacer o predicar lo importante es ser misionero (nunca un empleado), asumiendo las exigencias de su vocación bautismal y viviendo en consecuencia con la gracia que le ha sido dada como una continuación de la obra salvadora de Jesucristo. El compromiso misionero será entonces la manifestación más hermosa de la madurez vocacional y la fecundidad espiritual. (P. Vinicius Augusto Ribeiro, CM)
La Santísima Virgen, Madre de los peregrinos de la Esperanza
Todas las almas verdaderamente cristianas han de profesar un gran amor a la Santísima Virgen y honrarla profundamente en su cualidad de Madre de Dios, así como por las virtudes que Dios le ha otorgado con este fin. …y rogarle habitualmente que nos ayude a ofrecer a Dios el servicio que le hemos prometido y […]