Como Hijas de la Caridad, nos identificamos como parte de la Iglesia, tal como nos insta Santa Luisa, quien nos anima a vivir como las hijas de una madre que nos ama.
Desde sus inicios, la formación cristiana de las jóvenes fue una prioridad para Santa Luisa. Preparó a las primeras Hermanas para enseñar el catecismo a los niños y las jóvenes. San Vicente también estaba atento a las necesidades de las parroquias, enviando Hermanas para servir a los pobres.
Siguiendo los pasos de nuestros Fundadores, participamos en la misión específica de la Iglesia: proclamar la Buena Nueva del Evangelio, especialmente entre los más desfavorecidos.
En nuestra labor pastoral, nos esforzamos por seguir a Jesús, adorador del Padre, servidor de su designio de amor y evangelizador de los pobres.
Nuestra misión abarca:
- Pastoral parroquial:
- catequesis, desarrollo de programas formativos, preparación para los sacramentos y animación litúrgica
- visitas domiciliarias, apoyo a familias en duelo y coordinación de actividades en parroquias sin sacerdote residente, entre otras
- Servicio de capellanía:
- en hospitales, residencias de ancianos y centros educativos
- con personas marginadas, como los encarcelados, los migrantes, los refugiados y las víctimas de abusos y explotación
- Acompañamiento espiritual de diversos grupos y movimientos de la Iglesia y la Familia Vicenciana, como la Asociación Internacional de Caridades (AIC), las Conferencias de San Vicente de Paul y Juventudes Marianas Vicencianas (JMV), entre otros.