San Vicente de Paúl fue capellán general de las galeras de París, donde los prisioneros eran tratados con inhumanidad y aislados de todo contacto. Él luchó incansablemente contra los abusos que sufrían y logró mejorar sus condiciones.
Envió a las Hijas de la Caridad para llevarles alimentos, cuidados y apoyo espiritual. A pesar de ser un proyecto arriesgado en aquel tiempo, fue una demostración de amor y compasión.
Siguiendo nuestros principios fundacionales, continuamos esta misión de visitar, acompañar y reintegrar a las personas privadas de libertad.
Realizamos este servicio:
Dentro de las prisiones, a través de:
- encuentros y acompañamientos
- apoyo en enfermerías y servicios generales
- distribución de alimentos
- formación
- actividades pastorales y capellanía
Fuera de las prisiones:
- en centros de acogida para familias
- manteniendo contacto con las familias
- correspondencia con los presos
- buscando vías de reinserción